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Gloria V. Casañas

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Gloria V. Casañas es argentina, nacida en Buenos Aires, ciudad en la que vivió siempre. 
Escribir es una actividad que la acompaña desde pequeña. Así fue acumulando poesías y cuentos que, de a poco, la llevaron hacia su género favorito, la novela. 
Siempre dividida entre la escritura y el estudio, Gloria se recibió de abogada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde se desempeña como docente en la cátedra de Historia del Derecho Argentino. 
Pudo así satisfacer su otra vocación: la enseñanza. 
Sin embargo, todo cuanto escribía permaneció en el más absoluto secreto hasta que, a raíz de su participación en foros de lectura, se atrevió a presentar la que fue su primera publicación, “En alas de la seducción”. 
A partir de esta novela, que fue muy bien recibida por los lectores, Gloria concentró sus esfuerzos en continuar por el camino que siempre había soñado recorrer, y volcó en sus libros tanto su interés por el pasado, como su amor por la naturaleza. 
Hoy ha hecho de aquella pasión temprana una profesión.

Gloria V. Casañas is an Argentinian writer. She lives in Buenos Aires, where she was born. Writing has been an important part of her life since childhood , poems and short stories gradually leading her to the novel, which is now her favorite genre. 
Always dividing her time between writing and studying , Gloria received her law degree from the Faculty of Law at the University of Buenos Aires , where she now teaches the History of Law.This way, she is able to satisfy her other vocation: teaching. 
Gloria kept her writing secret until she began participating in reading forums and found the courage to present her first novel: "En alas de la seducción" (On the Wings of Seduction).
From this book, which was very well received by readers, Gloria followed the path she had always dreamed of and began turning her interest in the past and her love of nature into novels. 
Now that early passion has become a profession.

Gloria V. Casañas: "¿Por qué escribo?"

La autora de “La salvaje de Boston”, “Por el sendero de las lágrimas” y “La canción del mar”, entre otros títulos, cuenta su relación con la escritura y las novelas.

 

Por Gloria V. Casañas 13 de septiembre de 2016 para INFOBAE - Buenos Aires

 

“Disfruto de meterme en la piel de personajes que hacen cosas que yo no podría”, dice Casañas

Yo no podría explicar por qué escribo. Lo hice desde niña sin un propósito, casi ocultándome del mundo, ya que nadie supo jamás lo que escribía, ni siquiera mis padres, algo de lo que me arrepiento ahora.

Publiqué mi primera novela, En alas de la seducción, empujada por mis amigas administradoras de un foro de lectura, y porque en ese momento mi editora estaba buscando autoras argentinas del género romántico. Se dieron así las cosas, y yo suelo dejarme conducir por los caminos que se abren, a ver qué pasa, del mismo modo que me dejo cautivar por las ideas que me surgen, aunque no sean parte del proyecto inicial. Así nació mi última novela, La salvaje de Boston, que se interpuso en mi mente mientras escribía los primeros capítulos de otra, que quedó relegada.

Escribir me parece algo natural, como cantar o bailar, algo que nace del espíritu y también es propio del que lee mucho. Claro que hacer de eso un oficio o profesión requiere cierta disciplina y paciencia. Exige también responsabilidad, pero si no me sintiera tan libre y contenta como cuando lo hacía de niña, no lo haría. Para mí no constituye un trabajo sino un placer tan inmenso, que siento voluptuosidad en el tecleo constante y arrebatado. ¡Contar una historia, qué maravilla!

Me gusta contar y que me cuenten.

Tuve en mis abuelas sendas fuentes inagotables de historias, propias y ajenas. Yo me extasiaba escuchándolas. Hablaban de gente que nunca conocí, de épocas lejanas, lugares que jamás visité, y eso mismo me mantenía apegada a sus palabras, bebiendo de la savia de la imaginación. Por eso digo que me considero una contadora de cuentos o, como leí una vez: una "escribidora". Me gusta esa palabra.

Escribo en cualquier parte. Cada una de mis novelas tuvo un escenario distinto en mi casa. Es algo que se dio, no fue planeado. Y cuando acondicioné un rincón especial, alejado de los ruidos cotidianos, en la siguiente novela cambié por otro. Soy escritora itinerante en mi propio hogar.

Tampoco tengo horarios fijos debido a mis otras actividades, de manera que escribo primero en la mente, nunca me siento frente a la pantalla o la hoja en blanco. A veces mientras camino o hago otras cosas, estoy escribiendo de ese modo intangible, y luego suelto ese torrente de una sola vez, hasta agotarlo.

Creo que jamás escribiría sobre mí misma. Disfruto de inventar y meterme en la piel de personajes que hacen cosas que yo no podría o tienen conocimientos de los que carezco. Si soy torpe con la aguja, Brunilda Marconi, la protagonista de El ángel roto, tiene manos de hada para la costura. Me aventuré en ese universo de las costureras, aprendí sobre telas y máquinas de coser, fingí ser esa mujer laboriosa capaz de crear algo bello con sus dedos. Me encanta el olvido de mi persona, transformarme en otra durante el tiempo que dure la novela. A lo mejor es por eso que escribo, para salirme de mi ser, para probar cómo es ser otro.

Tal vez acabo de descubrir la respuesta a la pregunta del inicio.

Gracias a "LA MAESTRA DE LA LAGUNA" dicté un semestre como profesora invitada en la Universidad de Framingham, en Massachusetts, EEUU, la tierra de donde vinieron las maestras convocadas por Sarmiento a la Argentina.

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